lunes, 3 de agosto de 2009

Cosas.

Cosas de las que uno se sorprende. Se ofusca. Se enternece.
Son una atrás de la otra, como en caravana hacia nosotros. Todo el tiempo.
Embates constantes, electricidad y furia. Arribas y abajos. Cosas.
En un punto, acertijos linguisticos entumeciendose en la pausa. Son chascarrillos.
Movimientos del aire marcados por una veleta, contradicciones e intentos.
Aplausos a nadie, enumeraciones sin escándalo. Rimas y juegos semánticos.
Piruetas en el vacío. Sogas y mancuernas.
Todo eternamente se mueve hacia nosotros todo el tiempo, y lo recibimos con alivio y una seguridad tambaleante.
Le decimos vida, a las cosas que nos atropellan todo el tiempo.
No habrá campo de fuerza. Inevitablemente las cosas vienen hacia nosotros como la fuerza de gravedad atrae los planetas sólo para que estos se rechacen.
Son cosas la vida y no paran de venir.

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