La imagen tensa.

El cadaver no yacía.Como suelen yacer los cadaveres, con esa noción de paz y descanso.

Este en especial, habia quedado trabado en el canto de la tina de baño.

Como si hubiese querido vomitar dentro, de cuclillas.

Al cabo le pareció una imagen tensa, un muerto sin descanso. Haciendo equilibrio.

LLegó a pensar que con el estomago y el diafragma compresos contra el borde de la tina

ni siquiera el ultimo suspiro había conseguido liberar.

Como si en vez de muerto estuviese quieto, sin derecho a vida.

Tenía que esperar al forense y a los peritos.

Bajó la tapa del inodoro y se sentó contemplando inevitablemente a ese angulo humano en la tina.

En el propio aburrimiento de la espera comenzó a tratar de desempolvar el mapa de sucesos que concluyeron

en ese extraña pose.

Dentro de la gama de obviedades que la mente del cabo podía manejar no atisbó ni siquiera a pergeñar media teoría.

Tampoco jamás le habría interesado, para eso se podía estudiar.

Finalmente concluyó que ver cadaveres ya de por sí era poco interesante.

Analizar las causas del arribo a ese estado de un ser humano, le pareció demasiado trabajo.

A la hora llegaron todos.

El cabo vió como las caras de los forenses y peritos se transformaban a medida que olían la escena del hecho.

Se percató que el no había olido nada extraño.